domingo, 14 de junio de 2020

Te echo de menos

Te echo de menos. Echo de menos algo que nunca hemos llegado a tener y lo que tenemos que pronto perderemos. En ti he encontrado una manera de conocerme a mí mismo, una cierta pureza que hoy escasea. Te iba a escribir un mensaje diciéndote que te echo de menos y había pensado en soltarte una parrafada de esas que escribimos cuando nos enfadamos.

Pero he preferido venir aquí, donde nadie me oye para decirlo, desahogarme y no añadirte un lastre en un momento como este. Siento que perdemos el tiempo, siento que corrimos (en buena parte por mi culpa) más de la cuenta. Ahora que esto se alarga a saber cuánto, la incertidumbre de nuestra distancia se me hace insoportable. 

Tu falta de iniciativa y la inexperencia, tu falta de necesidades y la intensidad con la que yo necesito vivir el amor, tu orgullo y la imposibilidad de que en el futuro haya una segunda oportunidad, tu punto adorable y la tendresa que todo lo invade. 

Todo eso es lo que siento ahora, dando vueltas alrededor de mi cabeza y perforando la calma que no tenga.

Com diu el Joan Dausà quan parla de la tendresa de Lluís Llach:

Si me'n vaig abans que ho facis tu
No fey gaire dol
I no patiu que algú m'ha dit que es viu molt bé
Sense el pes del cor

Jo crec que és una de les cançons més macas, amb una lletra plena de tendresa, com tu quan parles de quan eras petit, dels teus problemes o de la teva ambició comparat amb la teva família. 

El que et vol dir és que t'estimo molt, que ets una persona fonamental en la meva vida però que ara mateix no podem estar junts, que jo crec de veritat que cal esperar, que un dia estarem junts, que crec que pudem fer-ho. Però, per això, no podem continuar com fins ara perquè no li trobo el sentit a continuar si no conforta. 











sábado, 16 de mayo de 2020

La inercia del abrazo

Este pequeño rincón al que acudo muy de vez en cuando a modo de terapia gira en torno al amor. Sin embargo, hoy orbitará alrededor de algo más genérico como la vida y otros tipos de amor que no son el romántico.

Parece que vivimos un momento histórico y este suena a que lo es de verdad. En España somos muy de besar y de abrazarnos a la primera de cambio y, aunque yo me quejase a menudo de este exceso de afecto, ahora lo echo enormemente de menos. Después de un mes de reuniones semanales cuidadosamente agendadas con varios días de antelación, la cosa decayó y hace poco pudimos volver a pasear. En esos paseos he podido ver a la mayoría de amigos con los que me tomaba una copa pantalla mediante. Y el no poder besarnos y abrazarnos ha sido un verdadero choque. Para mí, que he pasado la cuarentena solo, ver al fin a gente conocida, de casualidad y de manera física, provocaba una inercia del abrazo que he tenido que reprimir. Choque de codos o de talones. Lo siento pero no lo compro.

Han sido mis amigos los que consiguieron que un cumpleaños en soledad y confinado fuese una fiesta gracias a regalos inesperados en cajas de cartón y una sala virtual llena de gente riendo y bebiendo hasta bien entrada la madrugada. Han sido sus llamadas, sus detalles y su atención lo que me ha hecho mucho más fácil sobrellevar una situación que pocos pensábamos que podríamos vivir. 

Uno puede acostumbrarse, aunque malamente, a vivir largas temporadas sin un amor romántico correspondido y pleno. Pero creo que la existencia sin el amor de la amistad sería un lugar frío y muy oscuro. Son ellos los que te sacan de la cama o del sofá cuando no tú no puedes. Son ellos los que pagan las copas que hagan falta hasta que dejes de pensar en esa persona que no te hacía ningún bien. Son ellos los que cambian sus planes si toca celebrar algo inesperado. Son ellos los que llenan de luz un bar desangelado de Madrid. Son ellos en los que piensas cuando piensas en cómo será tu vida en 20 años. Son ellos el resultado de una búsqueda involuntaria a lo largo de la vida. 

Para mí, ellos son el camino y la Ítaca de Kavafis.

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.

(...)
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.


Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.


Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.




miércoles, 15 de abril de 2020

Iba a hablar sobre ti pero acabé hablando de mí

Ahora entiendes que hacía falta actuar. Es curioso cómo solo reaccionamos cuando vemos el abismo ante nuestros pies, cuando vemos que todo se puede acabar.

Hace tiempo que quiero decirte que no siento esa magia. Hace tiempo que diste por hecho que con algunas palabras de cariño bastarían. Pero creo que a pesar de todo este tiempo, sigues sin conocerme.

Yo soy como un huracán que avanza con fuerza en cuanto toma tierra, arrasa con todo a su paso y cuando no encuentra nada más, desaparece. Como esa catástrofe natural que deja una cicatriz imborrable a modo de recordatorio para los días apacibles. Necesito constantemente elementos en el camino que me hagan querer seguir explorándolo, creciendo y haciéndome más fuerte.

Tu camino parecía estar lleno de vida para avanzar sin cese. Sin embargo, el sendero yermo es ahora una constante y yo he perdido fuerza. Me cuesta continuar, agonizo en un paraje desierto al que tú ahora intentas plantarle flores. Pero puede que sea demasiado tarde. Puede que yo haya perdido demasiada fuerza. Puede que las buenas intenciones no sean suficiente.