jueves, 28 de marzo de 2019

Orden

Esta mañana me he acordado del texto que escribiste hace ya casi 4 años, cuando estuve a punto de marcharme. Hablabas de mi delicioso caos. Hoy me he sorprendido guardando el chocolate en la nevera. Ha sido un acto instintivo. Igual no te lo crees pero ahora lo hago siempre. Sin embargo, hoy, mientras lo dejaba en la balda, me he acordado de ti. Me he acordado de tu fingida mirada de resignación y de ese cariño inmenso en tus ojos. A veces lo echo de menos.

viernes, 15 de marzo de 2019

A veces

Uno de mis poemas favoritos es «A veces» de José Agustín Goytisolo. Y es que esas dos palabras describen a la perfección la intensidad de mis sentimientos. A veces siento un vacío tan grande dentro de mí que pienso que nunca podré superarlo. A veces me acuerdo de ti con cariño y agradecimiento. A veces no puedo explicarme cómo pude soportar todo lo que viví contigo.

Últimamente, el que más se repite es el del vacío. Un vacío repleto de miedo. El otro día creí verte por la calle y se me paró el corazón. Duró una fracción de segundo, el tiempo que tardé en ver que no eras tú. ¿Cómo se te puede detener el corazón al ver por la calle a la persona con la que has compartido lo más profundo de tu intimidad? ¿Cómo puede pararse el mundo al cruzarte con alguien a quien antes veías a diario? Probablemente sea porque nunca perdí por completo la emoción por volver a verte aunque solo te hubieses ido a trabajar 8 horas antes. Igual es porque, hasta el último día, se me aceleraba el corazón cuando entrabas por la puerta de casa.

martes, 5 de marzo de 2019

Casi un año

Hoy volvía a casa desde el gimnasio y a medida que subía una cuesta me he dado cuenta de que hace casi un año desde que todo se acabó. Han empezado muchas otras cosas estos meses. Pero sigo viendo ese final de abril como si fuese ayer. Mis cosas metidas en cajas, el llanto en la que dejaba de ser mi cama y, finalmente, las llaves encima del libro que me regalaste cuando empezamos salir con una advertencia velada de todo lo que venía después. Ha pasado casi un año y aún no he podido pasar por delante de la que fue nuestra casa y ahora es solo tuya.

Ahora otro se sienta en nuestro sofá prestado. Quizás también discutas con él porque se adueña del lado bueno. Seguramente será más ordenado y no tendrás que ir recogiendo la ropa amontonada en la silla. Si toma cereales puede que se coma él las miguitas. E incluso puede que ahora sea él el que haga el tonto saliendo del ascensor y le pille el portero.

Hace tiempo que yo he dejado de buscar el lado bueno del sofá. Ahora mi ropa se acumula en la silla y a nadie parece importarle. He vuelto a comer cereales y nadie se toma las miguitas. Ahora evito el ascensor y prefiero bajar andando.

Este año se me ha hecho completamente cuesta arriba, como en la que me he acordado de ti y del tiempo que llevamos separados. He pensado que quizás debería empezar a compartir todos estos pensamientos con la gente. Igual así algún día los leerás. No te será difícil reconocerte.