sábado, 31 de julio de 2010

Tic tac


Ahora mismo estoy en medio de otro día más en mis improductivas vacaciones del que todo el mundo califica como "el verano de mi vida". Ingenuos.
Yo viví ese verano hace ya unos pocos años, este sin embargo es el más largo e inútil que he vivido hasta la fecha.
Echo de menos la fiesta; a mis amigos; el aire acondicionado de mi habitación, aunque aquí no paso calor; las tardes interminables junto a un Iced Caramel Macchiato; ver subir el calor desde el puente de Juan Bravo; no hacer nada, pero no hacer nada con mis amigos...
Eso sí, aún no echo de menos los viajes en metro, así que supongo que aún no estoy preparado para volver.

PD: Deja de visitarme en mis sueños nocturnos. . Sí, sí, te lo digo a ti.

viernes, 30 de julio de 2010

El sol atraviesa las cortinas


Hoy la luz del sol me ha despertado, se ha colado por mi ventana, cometiendo un allanamiento de morada en toda regla.
A mí me gustaría ser como los rayos del sol que pueden entrar donde quieran y a nadie parece importarle. O ser como esas gotas de lluvia que saltan por la ventana de tu salón en una inesperada tormenta de verano. También mataría por volar como el viento, ser como la brisa del mar que revuelve tu cabello al caminar por la orilla de la playa...

Hace tiempo que estaba inmerso en un gran naufragio emocional, perdido en alta mar, pero al fin he avistado tierra, la veo lejana y sé que me costará alcanzarla, pero no dudo que lo conseguiré.
Al despertar esta mañana al fin me he dado cuenta. La vida es como la luz del sol.
A veces nada puede ir mejor, como el sol de mediodía, que parece que estará ahí siempre. Pero otras, sólo hay un ápice de felicidad, un ocaso agonizante.
Da igual, porque cada día vuelve a amanecer, sólo hay que tener paciencia y esperar a que el sol vuelva a colarse por la ventana.

jueves, 29 de julio de 2010

Punto y coma.



Un mes. 4 semanas. 30 días. 720 horas. 43200 minutos… Puedo decirlo de muchas formas diferentes pero todo significa uno: el tiempo que llevo sin ti. Llegaste sin hacer ruido, despacio, casi de puntillas. Y así, de esa misma forma, te has ido. Bueno, puede que no sea la expresión correcta, porque de algún modo sigues aquí, pero estás de la forma más insignificante.

No me avisaste, tú tampoco sabías que te ibas, no nos despedimos. Ahora sólo cabe esperar un milagro. ¿Tú crees en los milagros? Yo sí, por eso espero que tu también, porque es lo único
que puede salvarnos, salvarme, salvarte.
Las cosas iban bien, estabas cerca, casi te sentía, casi pudimos vivir todo aquello que durante noches interminables planeábamos, pero la vida ha querido que no sea así. Ha decidido que no sea tan fácil, quiere complicar las cosas. Muchos dicen que es el destino. Te diré una cosa, el destino es para los fracasados, para aquellos que prefieren pensar que las cosas pasan porque si, porque estaba todo planeado de antemano, el sino cruel… Yo te digo que no, las cosas no ocurren porque si, todo tiene explicación y aunque a veces no la encuentras, créeme, la hay.
Ahora toca esperar y confiar, o creer, o rezar, lo que sea con tal de estar junto a ti.

Fueron días felices, yo pasaba mis noches hablando contigo, me quedaba despierto hasta las 3 de la madrugada hablando contigo cuando horas después me examinaba de Selectividad, pero entonces no sentía sueño, no estaba cansado, era feliz porque estabas ahí.
Los largos viajes en autobús se hacían más cortos escuchando tu voz, oyendo tus planes para Septiembre y para la eternidad, todo iba a ir bien, perdimos el miedo, lo que al principio se planteó como un dilema tú hiciste que careciese de importancia.

No sé, te echo de menos, sin más. Hoy me han dicho que hay una última esperanza, aunque ¿sabes una cosa? La gente no confía en que salga bien, todos dicen que ya está todo perdido y que no hay nada que hacer. Pues bien, yo me niego a aceptarlo, me niego a no estar contigo nunca más, me niego a que te vayas para siempre y nos dejes a todos sin ti, porque contigo todo era distinto.

Espero que puedas leer esto pronto, que lo leas junto a mí y nos alegremos de que todo haya pasado.
Hoy mi prosa está descontrolada, aturdida, confusa, entrelazada, sin orden, perdida, desolada, exhausta, desorientada, nostálgica…
Yo simplemente estoy sin estar, soñando un imposible, soñando contigo.



*Fotografías de Rodney Smith

martes, 27 de julio de 2010

K. Kavafis



Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
Y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí".

No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.