
La mejor opción es el olvido, también la más difícil. Sinceramente, por mucho que uno quiera olvidar no sirve de nada, es el tiempo el que decide cómo y cuándo olvidar, cómo y cuándo cerrar un capítulo de la vida para abrir otro. Es el tiempo quien pasa de una página garabateada a una página en blanco en la que escribir sin tachones, confiando en haber aprendido de los errores pasados.
¡Bah! El olvido no es más que otra parte del problema, me parece. Olvidar es negarnos a aprender de los errores. Hay que ser valientes, vivir el dolor de lo que pudo haber sido y no fue, e intentar construir un mejor futuro para nosotros, encanto.
ResponderEliminar¡Mucha luz!