martes, 5 de marzo de 2019

Casi un año

Hoy volvía a casa desde el gimnasio y a medida que subía una cuesta me he dado cuenta de que hace casi un año desde que todo se acabó. Han empezado muchas otras cosas estos meses. Pero sigo viendo ese final de abril como si fuese ayer. Mis cosas metidas en cajas, el llanto en la que dejaba de ser mi cama y, finalmente, las llaves encima del libro que me regalaste cuando empezamos salir con una advertencia velada de todo lo que venía después. Ha pasado casi un año y aún no he podido pasar por delante de la que fue nuestra casa y ahora es solo tuya.

Ahora otro se sienta en nuestro sofá prestado. Quizás también discutas con él porque se adueña del lado bueno. Seguramente será más ordenado y no tendrás que ir recogiendo la ropa amontonada en la silla. Si toma cereales puede que se coma él las miguitas. E incluso puede que ahora sea él el que haga el tonto saliendo del ascensor y le pille el portero.

Hace tiempo que yo he dejado de buscar el lado bueno del sofá. Ahora mi ropa se acumula en la silla y a nadie parece importarle. He vuelto a comer cereales y nadie se toma las miguitas. Ahora evito el ascensor y prefiero bajar andando.

Este año se me ha hecho completamente cuesta arriba, como en la que me he acordado de ti y del tiempo que llevamos separados. He pensado que quizás debería empezar a compartir todos estos pensamientos con la gente. Igual así algún día los leerás. No te será difícil reconocerte.

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